
Joaquín Valdés: “Más eficaces significa ser más felices”
- Publicado por Ivan Salazar
- El 21 enero, 2015
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Hasta que llegó él, muchos pensábamos que la psicología era al fútbol lo que Jorge Valdano al balón. Pero hasta el propio ídolo argentino ha sabido rodearse de personas como Joaquín Valdés, uno de los coaching deportivos más reconocidos de nuestro país. Ambos coincidieron en Make a Team, un proyecto que intenta trasladar las experiencias de deportistas olímpicos al ejercicio de la alta dirección y en el que también se han involucrado figuras como Zubizarreta, Corbalán o Iturriaga. En la actualidad dirige además su propia empresa: Formasport Global.
Pero la dilatada trayectoria de Valdés como psicólogo saltó a la palestra tras fichar por el F.C. Barcelona hace seis años. El entonces filial del conjunto blaugrana y hoy entrenador del primer equipo, Luis Enrique, decidió incorporarle a su staff técnico, donde no ha necesitado mucho tiempo para ser considerado pieza clave en las aspiraciones del club. Su arma secreta, la gestión eficaz del tiempo. Y es que para este exjudoca y ahora profesor universitario, aprender a optimizar el tiempo es fundamental para la productividad de nuestro trabajo y la felicidad en la vida. Conseguirlo no es una tarea fácil y, por eso, Valdés se convertirá por unos días en el “entrenador personal” de los alumnos del taller online que se impartirá en la cuarta edición del Máster.
La regla del 80-20
Para Valdés, el (mal) uso que hacemos del tiempo está enunciado en el Principio de Pareto o regla del 80-20. Según el psicólogo, la realidad demuestra que la mayoría de personas dedican menos de un tercio de su jornada a asuntos realmente importantes. Y aporta un dato demoledor: el 80% de los resultados que conseguimos a lo largo de nuestra vida proceden de actividades desarrolladas en tan sólo un 20% de nuestro tiempo. El 80% del tiempo restante produce el 20% de resultados. Aplicado a una jornada laboral, eso significa que aproximadamente el 45% de nuestro tiempo se emplea en asuntos que no hemos podido evitar, pero que acabarán haciéndonos sentir la frustrante sensación de haber perdido el tiempo.
Más ineficaces, menos felices
A lo largo de sus ponencias, Valdés no deja de recalcar que una de las razones más frecuentes del fracaso y de la sensación de infelicidad del ser humano es la carencia de objetivos claramente definidos. Nadie mejor que él sabe que el éxito o la felicidad solo se alcanzan con el logro de los objetivos personales, lo que implica la realización de determinadas actividades que, a su vez, requieren tiempo.
De sus apuntes también podemos extraer que la mayoría de las personas se dedican a reaccionar ante hechos y presiones externas que les hacen ser improductivas. A ello hay que sumar, según Valdés, que el énfasis en el plano profesional implica muchas veces descuidar otras facetas que son igual de importante o más. ¿El remedio? Pensar con suficiente amplitud para no perder el sentido de la proporción y el equilibrio.
En ese sentido, una de las claves que aporta el psicólogo del F.C. Barcelona es aprender a definir cada una de las áreas clave de nuestra vida, así como establecer metas a largo plazo. Eso nos ayudará, en su opinión, a entender cuáles son nuestras verdaderas aspiraciones y descartar aquellas que hemos adoptado sistemáticamente de otras personas.
Los valores del tiempo
Si las metas son importantes para averiguar qué dirección debes seguir en la vida, los valores determinarán si esas metas son realmente importantes para ti. ¿Cuáles son esos valores? Valdés enseña a sus alumnos que un valor es algo por lo que realmente estás dispuesto a pagar el precio que cuesta, lo que determina nuestra disposición al esfuerzo y el sacrificio.
Aprender a gestionar el tiempo significa organizar y ejecutar prioridades equilibradas. De ahí que el profesor Valdés insista en que tenemos que ser conscientes de cuánto tiempo dedicamos a cada actividad para poder encontrar el equilibrio entre lo que tenemos y lo que queremos hacer. Su receta no trata de dar prioridad a lo que está en la agenda sino en ordenar en la agenda las prioridades.
Atendiendo a la metodología del taller, descubrimos que existen tres maneras de ahorrar tiempo: eliminar o cambiando algunas actividades, reducir el tiempo que se invierte en ellas y/u organizarlas para que cundan más. Lo ideal, diría Valdés, es una combinación de las tres.
90 minutos de efectividad
Está comprobado que el tiempo ideal para trabajar es de aproximadamente 90 minutos. En ese periodo se puede hacer más trabajo que en el doble de tiempo con interrupciones constantes. Por eso es importante separar los espacios de tiempo libres de las distracciones.
El modelo que Valdés emplea en este taller es un modelo que cambia la denominación ‘gestión del tiempo’ por la de ‘gestión de uno mismo’. En otras palabras: decidir lo que es importante o no importante, urgente o no urgente.
Pero, claro, muchos de nuestros problemas para gestionar bien el tiempo aparecen cuando una segunda persona nos encarga una tarea urgente. En ese caso, Valdés advierte de que es esa persona quién está opinando sobre la prioridad, de modo que conviene no dejarse llevar sino ubicarla dentro de las prioridades de cada uno.
Lógicamente, no toda interrupción es rechazable. Algunas de ellas son parte de nuestro trabajo, otras resolverán problemas y otras pueden llevarnos a hacer una venta importante. Lo que Valdés enseña es a controlar lo controlable y a aceptar lo incontrolable.
Ladrones del tiempo
Lo normal es que hasta la planificación más perfecta pueda venirse abajo como consecuencia de los “ataques” difícilmente evitables provocados por la gente con la que nos relacionamos. Aquí la clave está, por tanto, en adivinar cuáles de estas actividades inesperadas son interesantes y deben ser atendidas y cuáles caen en la categoría de lo que se conoce como ‘ladrones del tiempo’.
Las visitas inoportunas, las llamadas de teléfono, las reuniones, las crisis o el dejar las cosas para luego son algunos de los ladrones del tiempo más habituales en el día a día de cualquier persona. Según datos extraídos del módulo del máster, se calcula que un directivo suele tener entre 60 y 80 interrupciones a lo largo de la jornada. De ahí que aprender a decir ‘no’ sea una las grandes lecciones que pueden aprender los alumnos.
Procesos biológicos
Para completar esta ecuación también debemos fijarnos en los procesos biológicos. Ningún experto en gestión del tiempo –y muy especialmente un psicólogo deportivo como Valdés- podría ignorar a los responsables de nuestros niveles de energía y atención, esas agujas del reloj que todos llevamos dentro y que cada cuerpo funciona de una manera distinta.
La encargada de analizar cómo se comporta nuestro organismo es la cronobiología y por eso tiene aplicación en la gestión del tiempo en general y en la asignación de prioridades en particular. Adentrarse en los principios de esta ciencia será, por tanto, otras de las claves que ayudará a los alumnos del taller a ser más productivos y seguro que también más felices.
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